Llevo una semana metida en una trampa y hoy sé que puedo salir de ella. Y además creo que no soy la única atrapada en ese enredo y que muchos de nosotros tenemos la tendencia a sentirnos brillantes y exultantes, o desgraciados y desmoralizados, no por lo que somos, sino por el PODER que tienen en nosotros las CIRCUNSTANCIAS. Un mal momento económico, un nefasto día en el trabajo o un conflicto con tu pareja ejercen una influencia muy potente en nuestro carácter, en nuestra forma de mirar al mundo y en nuestra toma de decisiones. Pero aunque sea cierto que las circunstancias nos afectan y a pesar de que nos creemos como autómatas lo de “yo soy yo y mi circunstancias” , la palabra de Dios NO me enseña a vivir inmersa en los espacios y ambientes que en cada momento me corresponden, sino en la identidad y esencia que me definen.
Si vivo inmersa en mis momentos, he comprobado que soy fluctuante, vacilante, frágil, endeble. Si vivo inmersa en mi identidad, seré valiente, firme, consistente, resistente… Lo dicho, hoy salgo de la trampa.
“Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos «Abba, Padre» ”. Romanos 8:15
13 de Agosto de 2022
Comments