Este dibujo me entusiasma, no sólo por la inquietante sensación de ver un arcoiris llorar sino por la forma tan personal que tiene mi niña de comunicarse conmigo. Si bien es cierto que yo me siento perdida entre las estridencias propias de sus 8 añitos , ella percibe cuál es la mejor manera de acercarse a mí de una forma real. Con eso sabe que me tiene incondicionalmente y que moveré cielo y tierra para solucionarle el problema o hacer que se sienta mejor.
El mayor desafío de la comunicación se produce al hablar de nuestro mundo interior y especialmente al comunicar nuestros sentimientos o percepciones. Y precisamente por esto, tenemos muchas batallas todavía no ganadas. Nos falla nuestra forma de comunicarnos .
A veces nos interesa más el revuelo del momento o el chirrido de nuestra agitación emocional, que el abrazo, la empatía e incluso la posible solución. Tenemos que mirar hacia dentro de nosotros mismos y percatarnos de cómo llevamos a cabo nuestras habilidades comunicativas, de si nos sirven o empeoran los problemas, de si necesitamos modificarlas. Pero lo mismo pasa a nivel espiritual. Durante todos estos años en el pastorado, he visto muchas estridencias, demasiadas lágrimas lastimeras pero poquita sensatez, transparencia y solitud. Es bueno que seas tú mismo ante Dios, sin la influencia de tu entorno o de hábitos de otros. La religión te cuenta como NÚMERO pero no como HIJO.
6 de Abril 2022