Seguro que estás de acuerdo conmigo en que duele mucho cuando te mienten o peor aún, te traicionan. Te invade ese sentimiento de fracaso que hace volar por los aires ese puente de cristal tan delicado e inerme como es la confianza. Una confianza que siempre te ha ayudado a establecer vínculos, a pasar buenos ratos o a sacarte sin recelo de mil y un atolladeros. Pero cuando te engañan, fracasas o tú mismo te quiebras, algo en tu interior se desvanece. Esa luz que siempre brilla cuando necesitas salir de tus penumbras se va debilitando hasta apagarse con un simple murmullo. Pero sin la confianza se nos complica luchar y aunque tiramos de autoestima, autoayuda o autoconfianza… todo esos “autos” son tan débiles y vulnerables como nuestro propio ego. No caminemos sólos, no soñemos sólos, no luchemos sólos. Sea cual sea tu "Ahora" confía en Dios, y espera ver su Gloria.
Salmo 115:2 ¿Por qué han de decir las gentes: ¿Dónde está ahora su Dios?
13 de Mayo 2021
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