Es cierto que la mayoría de nosotros nos aferramos a la esperanza cuando queremos que determinadas situaciones mejoren. Nos entregamos a su poder, convencidos de que sin su ayuda no conseguiremos alcanzar nuestro propósito.
Y es muy sano y necesario vivir colgados de dicha esperanza, amaneciendo cada día de la mano del coraje y pisando con la fuerza que da el optimismo … Pero si estas palabras tan poderosas las hago depender de mí, su autenticidad vendrá determinada por los sentimientos y circunstancias que me acompañen ese día. Por eso prefiero confiar primero, no sólo en la esperanza, sino en el Dios de la esperanza, no sólo en mi fuerza, sino en el Dios que me da la fuerza, No sólo en mi paz, sino en el Dios que me da la paz… para no depender de mis quimeras, tan pequeñas y limitadas, sino de su poder y FIDELIDAD.
Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13
10 Noviembre 2021
Comments